Empiezo lanzando esa simple pero odiosa pregunta así, temeraria y tajantemente. Y repito ¿Será que ha muerto? Imagino que una apasionada respuesta diría que no, que la música criolla es inmortal y que nunca ha estado más vigente que ahora, que la encontramos tocada por doquier, en lugares llenos de gente que se divierte y contorne al ritmo de un landó o de una marinera. Yo diría que no estoy tan seguro de ello, porque no creo que sea suficiente garantía de vida, el que un género musical sea interpretado.
Pero, antes que nada vayamos por partes. En primer lugar lo mío no es una cacería de brujas a la música criolla, es simple y llanamente búsqueda de información.
Pero, antes que nada vayamos por partes. En primer lugar lo mío no es una cacería de brujas a la música criolla, es simple y llanamente búsqueda de información.
La guardia nueva
Hasta donde sé los grandes cultores de la música criolla -los que han hecho las piezas más clásicas de este género musical- han muerto o son ancianos. Sin dudas hay compositores nuevos -la guardia nueva, de la que me habla mi amigo "Negro", conocedor de estos asuntos-, pero no tienen la trascendencia que tuvieron los otros. La guardia nueva -estimo- hace música para una minoría, es una música que ha perdido su capacidad de influencia masiva, que ha cedido terreno ante el empuje de músicas más modernas.
En este sentido, el rol que jugaría la guardia nueva, sería el de un género casi oculto, una suerte de secta llena de conocedores, un grupo cerrado, que toca para ellos mismos. Este punto me parece importante, ya que entonces, en la medida en que hay creación constante, renovación y un público cautivo, podremos afirmar que el género no ha muerto. Que quizá se encuentra soterrado, oculto, un tanto críptico esperando el momento de saltar a la palestra.
Ahora bien, de no ser así, ante las muertes, tanto de sus oyentes, como de sus cultores, pareciera ser que la única forma de sobrevivir que le quedase a esta música peruana, fuera la de cambiar radicalemente, renovarse o ser de alguna manera fusionada con nuevas tendencias, como el jazz (Como Susana Baca o los hijos del Sol) o el rock (un intento por ahí cercano de esto último tuvo La Sarita en su primer disco).
Es claro también que un criollo de antaño, de esos de callejón -como mis tíos-, no acepta estas nuevas formas por que le parecen burdas, corruptas y envilecidas y que, si se rasga las vestiduras ante Eva Ayllón, debe estar a un triz de cometer homicidio al oír a La Sarita.
Entonces vuelvo al tema inicial y dejo planteadas algunas preguntas.
¿Será que ha muerto?
¿Será que agoniza?
¿Será que está más fuerte que nunca?